El gran "porqué": la razón que nos empuja a mejorar.


A esa razón que nos empuja a ser mejores, yo la llamo mi gran "porqué".

Cuando empecé mi proceso de desarrollo personal me di cuenta de que todos necesitamos descubrir nuestro gran "porqué", esa razón en la vida para querer progresar, que nos empuja a mejorar y a crecer. Eso que nos inspira cada día a dar lo mejor de nosotros y que, como un faro, ilumina nuestro camino cuando se pone muy oscuro y nos sentimos perdidos.


No sabía que era oveja, pero iba con el rebaño.

En mi época de estudiante hice una formación profesional porque mi mentalidad de pobre me decía que yo no podía optar a ir a la universidad, abandonando la idea de estudiar Bellas Artes;"¡Uf, bellas artes! Eso no tiene salida", era lo que más escuchaba por ahí. Pero ejercí muy poco tiempo mi profesión porque, con veintiún años, decidí tener mi propia familia. Con veintitrés ya era madre, ama de casa a tiempo completo y tenía una hipoteca.

Todo muy en la línea de principios de los noventa.

Nunca fui consciente de ello, pero era una oveja metida en el rebaño, yendo allá a donde todos iban. Y mi frustración y decepción con la vida no tardaron en aparecer. A pesar de ello, yo creía ser feliz, algo muy propio de una oveja inconsciente.


Y encontré mi "gran porqué", esa razón por la que mejorar cada día.

En 2013 decidí abrir un pequeño negocio alentada por la necesidad de aportar ingresos a mi hogar. La empresa de mi marido se había visto seriamente afectada por la crisis económica del país y yo necesitaba hacer algo.

Y como se preveía, no salió bien. Pero no me rendí y cinco años después... cerraba mi segundo negocio.

No, tampoco salió bien esa vez; me quedé con la sensación de haberle fallado a mi familia y mis colaboradores, pero también con la emoción de haber entendido, por fin, porqué estaba donde estaba y cómo había llegado hasta allí.

Poco tiempo después descubrí mi gran "porqué", esa razón que a mí me empuja a mejorar.


Y a mis cuarenta y tantos...

Me he convertido en una ferviente defensora del emprendimiento y la reinvención, y estoy decidida a crear la vida que quiero, al margen del camino que marque el rebaño.

Soy consciente de que el paradigma laboral ha cambiado mucho en estos últimos años -y más que se prevee dada la actual situación que enfrentamos- y con ello, lógicamente, el social, pero como cualquier cambio, lo mejor es verlo como algo que nos empuja a crecer y evolucionar.

A los jóvenes de hoy en día se les ha dicho tanto eso de que "esta generación vivirá peor que la generación de sus padres", que comprendo que haya calado en ellos como si fuera una verdad absoluta y que les haga ver su futuro con una enorme preocupación. Tal afirmación les hace compararse con nuestra generación y les impide ver el enorme potencial que tienen y todo lo que realmente pueden llegar a lograr.


Y yo me niego a creer que deban asumir esa afirmación como una realidad certera e incuestionable.

Ahí fuera hay muchas personas que han creado la vida que querían, incluso reinventándose después de haber fracasado varias veces, y lo han hecho en todo tipo de circunstancias adversas y superando infinidad de desafíos. Me he fijado en algunos de ellos y, cuando veo la vida plena y con propósito que han conseguido, mi total atención va enfocada a cómo lo han hecho y lo siguen haciendo, a mi capacidad para aprender -capacidad que todos tenemos- y a desarrollar las habilidades que sean necesarias para ir dando pasos similares, con la mejor actitud y mucho entusiasmo.

Y eso es lo que me propongo transmitir a mis hijos.

Nadie dice que será fácil y no lo es en absoluto; nada que merezca la pena lo es. Pero dejar de enfocarse en lo que nos falta o que creemos que nos limita y poner toda nuestra atención, energía y emoción en lo que sí tenemos y en lo que queremos lograr, puede cambiar sustancialmente el rumbo de nuestras vidas.


Dejar de hacer lo que nos empeñamos en hacer, porque todo el mundo lo hace, y que no funciona.

Mi gran "PORQUÉ" son mis hijos.

Me he propuesto, como parte de mi propósito de vida, que vean esto como algo posible siendo yo un ejemplo de determinación y compromiso, primero conmigo misma, para luego contribuir al bien común de la mejor manera. Y ello sin importar la edad, capacidades, habilidades o circunstancias externas.

Siento la responsabilidad de mostrarles que los sueños se cumplen y que pueden tener una mejor vida que la que el momento actual parece ofrecerles. Y no tengo una bola de cristal que diga si mi futuro será exactamente como espero, pero tampoco es importante. Lo realmente valioso es el crecimiento personal que se experimenta en el proceso con todo lo aprendido, porque el crecimiento aporta valor a uno mismo y a los demás. Eso ya será un grandísimo logro.

Y sé que hay que echarle mucho coraje y dejar de hacer lo que nos empeñamos en hacer porque todo el mundo lo hace y que no funciona; hay que ir, probablemente, en contra de nuestro entorno más cercano que no ve lo que nosotros vemos; hay que dejar el rebaño y empezar a ser esa "oveja negra descarriada" que busca algo mejor, y hay que salir de esa dudosa «zona de confort».

Da miedo, es cierto, pero más miedo da no hacer nada y conformarse con una vida en la que no nos sentimos plenos. Y es realmente motivador tener claro nuestro gran "porqué", esa maravillosa razón que nos empuja, cada día, a mejorar.


Gracias infinitas por estar ahí.

Foto de EVG photos en Pexels

Comentarios

  1. Uauuu me ha encantado tu porque, es precioso neni, mil gracias por compartirlo

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  2. Gracias a ti siempre, Jeny 🤗😘😘

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  3. Maravilloso!! Tu mejor don... Las letras!

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